Creencias limitantes que nos impiden crecer y brillar como profesional. Así daba comienzo el espacio radiofónico que compartieron Cristina Moltó y Jane Rodríguez del Tronco en Onda Mujer, en el que profundizaron en el sentido de nuestras creencias y el impacto que producen en la carrera profesional; pero, sobre todo, haciendo hincapié en el ámbito personal y emocional de las mujeres, donde esas creencias vienen limitando, lamentablemente desde el sinfín de los tiempos, sus posibilidades profesionales.
¿Por qué nos cuesta tanto ponernos en valor? ¿Qué creencias nos limitan?,¿Cuáles son los beneficios que podemos encontrar en un proceso de coaching? Todas las respuestas a estas preguntas se encuentran en una entrevista llena de pasión, profesionalidad y carisma, en un encuentro facilitado por ICF España.
Cristina Moltó (CM): Creencias limitantes, brillar y crecer. ¿Cómo es posible unir estos conceptos en una sola frase cuando, en principio, son totalmente contradictorios?
Jane Rodríguez del Tronco (JRT): Hay una creencia siempre que trabajo en temas de marca personal y de networking, y por la cual el coaching siempre tiene que estar presente; puesto que, si uno no cambia ciertas creencias, por muchas horas de formación y por muchas técnicas que tú le enseñes a alguien, eso cae en saco roto.
Una de las creencias más generalizadas, y me voy a lo básico, es la de “vender es malo”. Y es que nos pasa, excepto en la cultura norteamericana, que si alguien se presenta como vendedor, tendemos a pensar “ya me la va a colocar, ya me va a intentar engañar”. Si esa creencia la tenemos tan anclada (en cuanto a que vender es malo), el hecho de “venderme a mí mismo”, que tiene que ver con la parte de brillar y la parte de la visibilidad de la marca personal (y para lo cual también hacemos networking), poco más que debe de ser pecado.
Muchas veces, ese pensamiento es lo que nos impide brillar; y más que brillar, el poner en valor lo que hacemos. Yo siempre digo que esto de la marca personal y de la notoriedad no tiene que ver con mentir; es simplemente poner en valor aquello con lo que contamos.
(CM): ¿Qué es lo que esconden esas creencias?
(JRT): Más que esconder, yo creo que limitan nuestra proyección. Entretanto, hay algunas mujeres, y sobre todo algunos hombres, que no están tan condicionados con esas creencias y que nos pasan de largo en nuestro desarrollo profesional.
De esta manera, no somos conscientes de que el buen desempeño y los resultados para nuestro desarrollo profesional son importantes, pero vienen a suponer como un 15-20% de la proyección laboral. El resto tiene que ver con el cómo vendes esos resultados y ese desempeño.
(CM): En el acompañamiento que tú realizas en el coaching a mujeres, ¿qué es lo que te encuentras?
(JRT): Me encuentro estas creencias que las limitan y otras cosas que no podemos olvidar; sobre todo, en determinadas situaciones de la vida. Cuando te encuentras una mujer que además de ser profesional, tiene una casa y unos hijos, aparece el sentimiento de culpa; es decir, surge el “¿cómo voy yo a dedicarle tiempo a un evento de networking si mis hijos me están reclamando?”, por ejemplo. Y es un sentimiento muy legítimo. Pero hay que pensar que esto ocurre en determinadas ocasiones, y que alimentar esas creencias limita nuestro círculo profesional, ése que puede llevarnos a un reconocimiento o una promoción dentro de la compañía.
¿Cómo lo trabajo? Encontrando el “para qué” de lo que hacemos, y probando. Si hablamos de networking, por ejemplo, yo siempre intento que tengan claro cuál es el propósito de la acción, para encontrar el sentido y ver que realmente compensa.
(CM): ¿Cuáles son los beneficios de tener un proceso de coaching contigo?
(JRT): Beneficios en su propia carrera profesional; y, desde el punto de vista del coaching, un aumento considerable de la confianza. Salimos del círculo vicioso y entramos en el virtuoso en el que pasan a la acción; y ese sentimiento se va retroalimentando. Y nos vamos también a un ámbito de bienestar personal. En ocasiones, damos tanto, que nos olvidamos de nosotras mismas. ¿Dónde queda el cuidar de una misma? Hay que trabajar esa parte emocional que nos va a hacer sentir tan bien, y que aumentará aún más nuestro sentimiento de autoeficacia, nuestra capacidad efectiva de alcanzar lo que nos proponemos.
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(CM): ¿Ejercicios prácticos que le pueden ayudar en su día a día para su bienestar emocional?
(JRT): No sé si circunscribirme a la parte profesional o a la parte personal. Siempre intento trabajar de “poco a poco” con mis coachees, porque es verdad que cuando se plantean el objetivo y tienen ese cambio de observador, toman consciencia de todo lo que les está limitando y todo lo que están perdiendo ellos mismos y sus propios entornos, y no saben muy bien por dónde empezar.
Yo siempre les digo: “Una tarta de una sola vez, provoca una indigestión. Vamos a definir distintos objetivos”, más pequeños, como si fueran micro-objetivos. Es entonces cuando vamos definiendo, como en la rueda de la vida, por dónde empezamos, qué objetivo abordamos primero y cómo. Y en muchas ocasiones no es que no sepamos qué es lo que tenemos que hacer, sino que simplemente necesitamos a alguien que nos empuje, poner todo blanco sobre negro, y comprometernos a llevarlo a la acción para darnos cuenta de lo que vamos a conseguir.
En todo este escenario, también hay un factor que juega un papel fundamental, y es el qué vamos a sacrificar. El día tiene 24 horas, y tenemos que tomar consciencia de que habrá cosas que tengamos que sacrificar; y si ese sacrificio compensa con la consecución de nuestro objetivo marcado en el plan de acción. En este caso, se trata de trabajar poco a poco y, fundamentalmente, hacer un seguimiento entre sesión y sesión de lo que ha ocurrido y de cómo se ha sentido el coachee en ese momento; si han ganado o no han ganado confianza, porque ése es el otro trozo de la tarta y es el que hará que, al final, nos comamos la tarta entera.
Puedes disfrutar de la entrevista al completo en el siguiente enlace.
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